Dotado de un sentido del humor único y una aguda ironía, Luis Buñuel es uno de los directores más reconocidos del cine mundial.  El término caricatura viene de la palabra italiana caricare, que significa recargar. Es decir, un retrato hecho como caricatura es un retrato que evidencia las características sobresalientes del rostro y las exagera. Paradójicamente, la caricatura humaniza al retratado, dotándole de una dimensión extraordinaria para quien la observa. Jean-Claude Carrière, amigo y cercano colaborador de Buñuel como guionista en sus últimas películas, habitualmente hacía caricaturas de Buñuel en las múltiples jornadas en las que trabajaron juntos. No eran ajenos a Buñuel los retratos o caricaturas sobre él, como lo atestiguan el famoso retrato de Salvador Dalí o la caricatura de Alberto Isaac sobre la filmación de Viridiana en España. Por definición, la caricatura es subversiva. El cine de Buñuel es transgresor. La subversión y la transgresión son parte fundamental del cine de Buñuel, como lo demuestran las obras que forman parte de esta exposición. Los múltiples rostros de Buñuel hechos caricatura por los grandes exponentes de este arte en México (y un invitado especial español que ha hecho un par de notables novelas gráficas sobre Buñuel) dan cuenta de la influencia de este gran cineasta universal en la historia de las imágenes en movimiento. Esta exposición hace homenaje y reconoce el valor de la obra y visión buñueliana a través de un rostro único.